La sexualidad adolescente
“Profe, -le decía la alumna de 14 años a su maestra-, es que no quiero acostarme con él, porque…., sí, yo hoy se que le quiero, sé que me gusta que me abrace, que me bese, me gusta estar con él pero …., a lo mejor llega un día en el que ya no le quiero, que ya deja de gustarme, que ya no me interesa estar con él, que ya no deseo seguir siendo su novia y entonces ¿cómo me voy a quedar yo?, Creo que me quedaría muy triste si me hubiese acostado con él tal y como él me lo pide”.
Y hablaron de que hay otros jóvenes que quieren satisfacer su deseo siempre con el/la otro sin importarles las consecuencias, que no son muchas (a juicio de la adolescente) pero sí conocía a adolescentes que se quedaron embarazadas. Conocía un caso de una niña que había tenido que abortar y del dolor tan tremendo que eso le había supuesto. No quería que eso le pasase a ella, había oído que aunque han disminuido las estadísticas de los embarazos en adolescentes, las consecuencias de ello son muy duras tanto a nivel emocional como social, que ya tenían que plantearse si abortar o no y que eso no quería que le pasase a ella por nada del mundo.
Lo que le parecía más importante es el saber si de verdad quería entregarse a “su novio” y ceder a su petición de “acostarse” con él o no, que una cosa era “meterse mano” y otra “echar un polvo”. Sabía que hay métodos anticonceptivos con los que podía contar, les habían hablado de ellos en clase, es fácil recurrir a ellos, pero no quería “acostarse” con él, aunque se lo pidiese y ella lo desease con todas sus fuerzas, porque no estaba segura de que al día siguiente no se iba a arrepentir. Quería estar segura de sus sentimientos y ahora no lo estaba.
Y “la profe”, emocionada y agradecida por la confianza de la confidencia le habló desde el corazón tal y como la alumna la había hablado a ella y desde la experiencia que da la madurez.
Le habló de la comunicación en la relación sexual, de que no es fácil acostarse con una persona a la que quieres y sentir placer en todo momento, que se requiere tiempo, confianza mutua e intimidad para poder entregarse a la otra persona, y que a su edad hay otras formas de satisfacer un deseo sexual que surge quizás como respuesta a una necesidad de descarga hormonal y emocional.
Le regaló un poema que expresaba de una forma muy bella todo lo que le quería transmitir. Había llegado a sus manos hacía ya mucho tiempo y le parecía que expresaba con mucha claridad e intensidad lo que es un encuentro amoroso entre personas ya maduras, quizás la sirviera. La adolescente lo recogió.
SEXUALIDAD, ENCUENTRO DE DOS CUERPOS
Mis manos recorren tu cuerpo
mi cuerpo se inunda de ti.
A través de la piel de mis manos,
mientras suavemente recorro el mapa ofrecido,
siento un calor que me inunda
y que invade todo mi ser.
Tus manos buscan mis nalgas,
mis pechos, mi sexo.
¿Sentirás tu lo mismo que yo?
Yo siento todo mi ser inundado
por el contacto de mi piel con tu piel.
La sintonía es difícil aún.
Buscamos nuevas formas de encuentro.
Siento que hablamos idiomas distintos,
tú buscas ávido mis zonas erógenas
yo busco inundarme de ti.
Habrá que inventar nuevas formas.
Me centro en mí, en mi sentir,
y te dejo a ti que explores a tu antojo.
Busco nuevas posturas, nuevos lenguajes.
Ansío tus susurros,
Esas palabras que no dicen nada, que insinúan
y que apenas se esbozan
excitan mi mente, mi fantasía.
Pero tú no emites sonido alguno.
Buscar nuevos caminos
por los que transitar juntos.
Tu sexo llena mi boca,
que ávida aprisiona con ansia
ese manjar que dentro de mi boca
se vuelve todo cuerpo inundando mi estancia.
Tu boca chupa mis jugos
explora caminos nuevos.
Ahora la sintonía es perfecta
Yo ansío tu sexo.
Tú ansías el mío.
Y en el momento de la explosión última
mi cuerpo se siente montaña.
Se abre permitiendo la entrada
de tu sexo, tu cuerpo, tu ser.
Son dos cuerpos entrelazados
vibrando juntos al compás
de una música mil veces inventada
más no por ello menos misteriosa,
llena toda ella de confianza y entrega
con el ser que se expone
al encuentro de otro ser que se intuye
deseoso de un mismo placer.
Anónimo
Al mes se había roto la relación. La alumna fue a ver a la profe y le agradeció su tiempo de escucha, su orientación y apoyo. Le manifestó su satisfacción por su elección un mes atrás. El tiempo le había mostrado que había acertado. Se sentía orgullosa de sí misma.
La sexualidad de los adolescentes. El tener conocimientos sobre métodos anticonceptivos ¿es suficiente para que enfoquen su sexualidad de una forma, al menos no comprometida ni sexual ni emocionalmente? ¿Quién debería abordar estos temas? ¿La escuela? ¿La familia? ¿Ambas? Pero ¿y la preparación de la persona que educa? ¿De quién es la responsabilidad de su formación? ¿Los padres y profes estamos preparados para abordar estos temas sin que se nos cuelen cuestiones éticas personales?
Difícil cuestión, los adolescentes “sienten, piensan viven” su sexualidad con o sin nuestra ayuda, ¿debemos ayudarles? ¿Podemos? Como madre y maestra intento dar respuestas a sus preguntas si éstas surgen, considero que debería abordarse de una manera más reglada desde la escuela, tenemos un compromiso con la formación, en todos los ámbitos, de los adolescentes , pero cuando se tocan aspectos tan íntimos del desarrollo personal entramos un terreno muy resbaladizo y de difícil abordaje.